Una colmena de abejas es un espectacular cerebro colectivo, perfectamente
organizado, el más productivo del planeta
La apicultura es una tradición milenaria que consiste
en cuidar un enjambre de abejas dentro de colmenas, obteniendo de ellas un
excedente, la miel. También se obtienen otros productos naturales como propóleos,
polen, jalea real y medicinas. El apicultor es un ganadero de rebaños de
abejas, las cuida y multiplica.
La apicultura es una profesión fuertemente ligada a la
sostenibilidad. No conocemos apicultores tradicionales (no industriales) que se
hagan ricos, ni fondos de inversión especulativos que pongan dinero en las
abejas. Es por tanto, una labor asentada a lo largo de la historia en el mundo
y la cultura rural.
Ser apicultor es una ocupación apasionante y variada.
Proporciona las alegrías de un trabajo manual y reflexivo, pero también las
preocupaciones de quien depende del clima, la protección de la biodiversidad y
la salud de sus animales.
La abeja (apis mellifera)
Es la especie de abeja con mayor distribución en el mundo. Cuando un apicultor se refiere a sus colmenas se refiere a la colectividad de las abejas que forman una colonia, una misma familia. En una colmena el individuo cede su valor en favor de la colectividad de todas las abejas. Es por ello que se dice que la colmena es un super-organismo.
Las abejas, junto a otros insectos, desarrollan
una actividad fundamental para la alimentación del ser humano y de todos los
animales, la polinización. Sin esta labor bajaría hasta un 75% la productividad
de las cosechas.
Además de los cultivos, la mayor parte de la flora
silvestre (hasta un 90%) precisa de la polinización. Cuando sales al campo
quieres que esté verde, vivaz, alegre, lleno de flores y colores, ¿verdad?.
Como hemos dicho antes, las abejas ‘apis mellifera’
son individuos de un organismo complejo y social: La Colmena. A lo largo de
cientos de miles de años han desarrollado su organismo y reglas de convivencia,
hasta tal extremo que son considerados los animales con mayor grado de
sociedad.
Algunas nociones básicas sobre las abejas
Organización de los individuos por castas sociales:
Reina: es el individuo femenino con el aparto
reproductor más desarrollado. La reina sólo copula una vez en su vida y con
varios zánganos, por lo tanto el aparto reproductor está preparado para
albergar este esperma durante casi cuatro años; a esto se debe el prolongado
abdomen que posee la reina.
Obrera: los ovarios se encuentran atrofiados
por la acción
de la feromona secretada por la reina y no tiene capacidad reproductora. Sólo hay un caso especial por el que la obrera puede poner huevos infértiles. A las colonias que se desarrollan a partir de esta opción reproductiva se les da el sobrenombre de colmenas zanganeras, la evolución de estas colonias, por norma general, es nula.
de la feromona secretada por la reina y no tiene capacidad reproductora. Sólo hay un caso especial por el que la obrera puede poner huevos infértiles. A las colonias que se desarrollan a partir de esta opción reproductiva se les da el sobrenombre de colmenas zanganeras, la evolución de estas colonias, por norma general, es nula.
Zánganos: su aparato reproductor se encuentra
totalmente desarrollado: testículos, vesículas seminales y pene, ya que su
única función clara en la vida es la de conseguir que su material genético
perdure en la especie. Una vez realizado el objetivo, mueren.
Las
principales amenazas para las abejas son:
–
Plaguicidas: Su uso convierte a la agricultura industrial en una de las
mayores amenazas para las abejas en todo el mundo. Además de envenenar a las
abejas perturban su sentido de orientación. Estos venenos agrícolas causan la
muerte de enjambres enteros. Recientemente la Unión Europea a prohibido
cautelarmente (durante 2 años) pesticidas neonicotinoides y derivados
del tiametoxam, imidacloprid y la clotianidina, comercializados por
Syngenta, Bayer y BASF. ¿Te gustaría alimentarte buscando polen y néctar que
puede contener hasta siete plaguicidas diferentes? A las abejas tampoco.
–
Monocultivos extensivos: Grandes superficies despobladas de
biodiversidad, únicamente cultivadas con un tipo de planta, que carece de
fuentes de alimentación variada. Si los monocultivos no ofrecen néctar y polen
a las abejas las fuerzan a grandes desplazamientos en vuelo que reducen su
acopio; si ofrecen néctar y polen, las abejas hacen excesivo acopio de
nutrientes que posiblemente no contienen toda la diversidad de aminoácidos
necesarios para su correcta alimentación.
–
Estrés: Los apicultores miman sus colmenas y, por tanto, la miel. Pero
cuando el número de colmenas y los procedimientos de manejo llegan a cifras
industriales, empresas con más de 2.000 colmenas, el único objetivo es
“Maximizar la Producción”. El mercado está lleno de miel pasteurizada (que no
cristalizan como las naturales), importaciones de mieles de baja calidad y de
dudosos controles sanitarios. Para que una colmena produzca más miel hay que
llevar a cabo técnicas que estresan a las abejas y las sustituyen cuando
no alcanzan los rendimientos esperados.
– Parásitos y enfermedades: Fundamentalmente ácaros que han sido importados junto con abejas de ecosistemas distintos. Para acabar con ciertos parásitos, como la varroa (ácaro) o la nosema ceranae (microsporidia unicelular), los apicultores “industriales” optan por una solución cómoda, el uso de sustancias químicas nocivas para el medio ambiente. Estas “medicinas” debilitan los enjambres generación tras generación, volviéndolos más resistentes a las plagas. Además, estas sustancias contaminan la miel.
La varroa (llegada
a Europa y América en 1985) o la nosema ceranae (en 2004), fueron introducidas “sin
querer” desde el sudeste asiático tras la importación de abejas de una especie
menos agresivas con el apicultor. Ingenua pretensión, un error habitual del ser
humano, que no entiende el frágil equilibrio de los ecosistemas.
– Pérdida
de la diversidad genética de las
abejas, efecto del cambio de
hábitats de
especies no adaptadas o invasoras, sobre-explotación y cambio
climático… Son las otras amenazas que sufren las abejas de la miel,
nuestra generosa y afanada campesina, la “apis mellifera“.
El
ciclo de vida y actividad de una abeja es sorprendente. Eligen sobre las mismas
crías, comunes entre todas ellas, quienes serán reinas, obreras o zánganos. La
edad y los recursos de la colmena determinarán el tipo de trabajos que
realizarán a lo largo de su vida.
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