viernes, 15 de enero de 2016

AVE DEL AÑO 2016

El gorrión común, Ave del Año 2016



La votación popular abierta por SEO/BirdLife para elegir al Ave del Año de 2016 concluyó con un claro ganador: el gorrión común (Passer domesticus).

      
Más de dos mil personas han participado en esta votación popular en la que han tenido que elegir entre una terna de tres candidatos, todos ellos con problemas de conservación: gorrión común, sisón y alimoche. A lo largo de 2016, SEO/BirdLife organizará diferentes acciones para visibilizar la importancia de conservar esta conocida especie en nuestro entorno más cercano.

Este ave sedentaria es muy habitual en entornos urbanos pero su población se ha visto disminuida en los últimos años. En España, los análisis indican una caída de más de un 10% respecto a 1998 pero en otros puntos, como es el caso de Londres o Praga, su ausencia resulta preocupante. Las causas del declive no son claras. Entre otros factores, se asocia a la intensificación agraria, el aumento del uso de pesticidas en zonas cercanas a los núcleos urbanos rurales, eliminación de puntos de nidificación o la contaminación.
 Diversos estudios destacan los beneficios de su presencia en nuestras sociedades: ayudan a controlar plagas, dispersan semillas y son un excelente indicador de nuestra calidad ambiental. Además, ver su característico y nervioso salto o escuchar su canto son algunas de las cada vez más escasas formas de interactuar con el mundo animal en nuestras rutinas diarias.


El conocido y familiar gorrión común es, tal vez, el ave más extendida de todo el planeta y, sin duda, una de las más exitosas. Adaptable y poco exigente en lo que al hábitat y a la alimentación se refiere, este habitante de pueblos, ciudades y caseríos es, sin embargo, un comensal directo del hombre y, por tanto, depende estrechamente de nuestras actividades para sobrevivir; de manera que cuando un pueblo es abandonado por sus habitantes humanos, los gorriones comunes no tardan en desaparecer tras sus involuntarios benefactores.

Prácticamente omnívoro, aunque de tendencias básicamente granívoras, se alimenta de todo tipo de semillas, frutas y bayas. A menudo incluye alimento de origen animal en su dieta, en especial, insectos que recoge en el suelo, sobre la vegetación o incluso al vuelo. Dentro de zonas urbanas, su alimentación se basa en desperdicios de comida, frutos de los matorrales de parques y jardines, pienso de mascotas, etc. Los pollos en nido son cebados con dieta animal —más rica en proteínas—, fundamentalmente larvas de todo tipo, saltamontes, grillos y escarabajos.


El periodo reproductor de este gorrión en los climas templados comprende desde abril hasta agosto. El nido consiste en una desaliñada y cerrada estructura para cuya instalación suelen elegir huecos o grietas en todo tipo de edificaciones, techados, estatuas, farolas, carteles publicitarios, etc. (dibujo 5). En ocasiones, colocan el nido en el interior de una construcción más grande, por ejemplo un nido de rapaz o cigüeña. En su preparación, la pareja utiliza hierbas, paja y finas ramitas, así como algunos componentes más suaves para tapizar la taza, como plumas, pelo o materia textil. La puesta consta de dos a siete huevos de color blanco o verdoso intensamente moteados, y cada pareja suele realizar dos o tres puestas anuales. La incubación dura entre 11 y 14 días; en ella participan ambos progenitores, aunque el macho en menor medida, ya que únicamente releva a su compañera durante cortos periodos que esta emplea para buscar alimento. 


La estancia de los pollos en el nido es de 12-16 días; durante ese periodo son cebados por ambos adultos con la misma dedicación. Los volantones ya se procuran solos el sustento a la semana de abandonar el nido, pero reclamarán alimento a los padres una semana más.



Os animamos a conservar esta especie tan nuestra.


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