lunes, 18 de mayo de 2020

Colmenar del Arroyo


Hoy visitamos Colmenar del Arroyo. Un pueblo de origen pastoril vinculado con Segovia que toma su nombre definitivo a finales del siglo XV. 

Su topónimo se debe a que era zona de colmenas, que las gentes de la localidad hacían a partir de troncos secos de árboles y al arroyo que cruza estos parajes.


Está situado a 50 kilómetros de Madrid y según el Instituto Nacional de Estadística en el año 2019 contaba con 1.725 habitantes.

Su relieve es suave, el punto más bajo de su término municipal se encuentra a 541 metros, en la zona sur, en el cauce del río Perales. El más alto está en el extremo norte, en el paraje de La Corvera a 902 metros de altitud; aunque el núcleo poblacional se encuentra a 690 metros de altura.

En anteriores entradas de este blog, ya nos hemos referido a la repoblación de los territorios de la Sierra Oeste por Segovianos y Abulenses realizada durante la Reconquista. Colmenar del Arroyo no fue una excepción, quedando adscrito al sexmo de Casarrubios y perteneciendo en su día a la Comunidad y Tierra de Segovia. Conviene aclarar que un sexmo era una unidad administrativa constituida por un grupo de pueblos asociados, en los que uno de ellos era considerado “cabeza de sexmo” y era el representante de todos.  Contaba con un “sexmero” que hacía de portavoz de todos en el Concejo Urbano. 

Sus orígenes se sitúan en el siglo XII, aunque con anterioridad había pobladores en la zona, como atestiguan las tumbas de época visigoda que se encuentran en el cerrillo de San Gregorio, en el paraje de los Becerriles o en La Dehesa. Adquirió el título de Villa en 1626 y en 1833 pasó a formar parte de la provincia de Madrid.
En su territorio encontramos encinares, encinares adehesados salpicados de enebros, pastos, retamares, cultivos herbáceos de cereales y algunos olivares y viñedos. 


Por su límite sur fluye el río Perales, es una zona de gran valor ecológico en la que encontramos las Cárcavas del río Perales (Espacio nº 10 catalogado por la Ley 16/95 Forestal y de Protección de la Naturaleza de la Comunidad de Madrid). La erosión producida por la fuerte inclinación del terreno genera un encajamiento abrupto del río que tiene gran interés geológico. Son un elemento fundamental en el paisaje de la zona que debemos disfrutar a distancia. Ya que por el deterioro que podemos causar en su ecosistema, está prohibido transitar por el cauce del río para llegar a ellas.


Varios arroyos discurren por el término municipal y desembocan en el río Perales: el arroyo Colmenar cruza el pueblo y se une con el arroyo de la Yunta antes de llegar al río; al noreste nace el arroyo de la Oncalada; al sur encontramos el arroyo del Vallejo de la Victoria y el de la Salobrosa.

Mención especial merecen las minas que podemos encontrar en la localidad, es uno de los pueblos con mayor tradición minera de la Comunidad de Madrid. Ya en el siglo XVII hay constancia de la explotación de una mina de plata en el lugar de la Fuente del Abad y otra de plata y plomo abierta en 1640. Hubo cinco minas de cierta importancia: la de San Eusebio, conocida como mina de Robledo, y las minas de nuestro Padre Jesús o mina de Palomeque que son las que más restos de instalaciones mineras han dejado. Principalmente se extrajo plomo y galena, que se utilizaba en alfarería. Otras minas importantes de la zona fueron: La Chaparra, La Asturiana y La Carrala.


La iglesia más antigua que encontramos en el pueblo es la de San Vicente. Se cree que se construyó en los siglos XII - XIII y conserva algunos de sus elementos; como la espadaña. Está en el cementerio cercano al cerrillo de San Gregorio.



En las proximidades del paseo – mirador que hay cerca de este Cerro, podemos ver una tumba excavada en la roca que podría ser de época musulmana y que se conoce como La tumba del Moro.

La iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora se alza imponente en el centro del pueblo. Está atribuida a Juan de Herrera y se ha solicitado su inclusión dentro del catálogo de Bienes de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid. Es una iglesia de los siglos XVI y XVII, su fachada es de estilo gótico, aunque el resto del edificio es de estilo renacentista.  Está construida con sillares de granito y mampostería y tiene una torre herreriana de veinte metros de altura que está cubierta con un chapitel de pizarra. En su interior destaca el retablo mayor del siglo XVII y una pila bautismal, también del siglo XVII.







Destacan también el puente de la Fragua y el puente del Caño. Ambos salvan el curso de agua del arroyo Colmenar que cruza el pueblo. Posiblemente son de origen románico, aunque fueron reconstruidos con posterioridad; el del Caño hacia 1760, está situado frente al conjunto del lavadero, la fuente y el abrevadero. Está construido con sillares de piedra y sus dos ojos son arcos de medio punto. El puente de la Fragua es de pequeño tamaño y sólo tiene un ojo en forma de arco de medio punto. Por él discurre el Cordel de San Juan, que era utilizado por los pastores trashumantes para conducir el ganado. Las otras vías pecuarias que recorren el municipio son la vereda de los Montes de Toledo y la Colada de Fuente Lagarto.


Al borde de la carretera M-510, a las afueras del pueblo en dirección a Navalagamella se encuentra el Blockhaus Nº 13, uno de los fortines que se levantaron durante la guerra civil para la batalla de Brunete entre los años 1938 y 1939. Recientemente ha sido declarado Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid y fue la única fortificación de este tipo que se terminó de construir. Mide unos ciento sesenta metros cuadrados y a parte de la estructura de hormigón tenía otras defensas complementarias como alambradas, zanjas y minas anticarro. En uno de sus lados se puede ver el impacto de un proyectil que ha dejado al descubierto parte de la armadura metálica de la fortaleza, que fue diseñada para resistir el impacto de todo tipo de proyectiles.


En nuestra vuelta al centro del pueblo, podemos ir leyendo los poemas pintados en las fachadas de algunas de las casas en la madrugada del 24 de julio de 2014 por el grupo de Colmenar del Arroyo del movimiento Acción Poética. Esta iniciativa nació en 1996 en las calles de Monterrey (México), a las que el poeta Mexicano Armando Alanís Pulido sacó la poesía para acercarla a la gente. Sobre un fondo blanco, comenzó a pintar poemas en las fachadas de las casas de la ciudad. El movimiento se fue extendiendo a otras zonas del mundo y llegó a la Sierra Oeste de la mano de Luis Santos con la misma estética. Los poemas tienen un mantenimiento continuo y el grupo de Acción Poética de Colmenar sigue en activo constituyéndose en uno de los dinamizadores culturales de la zona.


Para completar la visita.

- Blockhaus Nº 13.
GONZÁLEZ DEL TÁNAGO DEL RÍO, JOSÉ y GONZÁLEZ DEL TÁNAGO DEL RÍO, JOSÉ. Minerales y minas de Madrid. Coedición Comunidad de Madrid y Ediciones Mundi-Prensa. MADRID, BARCELONA, MÉXICO. 2002.



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