LAS PINTURAS RUPESTRES DEL CERRO DE SAN ESTEBAN

Hola amigas y amigos de El Águila.

Dentro de la serie dedicada a los Rincones Mágicos de la Sierra Oeste, hoy visitamos los yacimientos arqueológicos del Cerro de San Esteban. Actualmente hay cuatro incluidos en el Inventario de Arte Rupestre de la Comunidad de Madrid. Fueron descubiertos en momentos distintos: los dos primeros en 1989 en el paraje conocido como La Enfermería dentro del término municipal de Pelayos de la Presa  y los otros dos en 1997, en el mismo monte, pero ubicados en el término municipal de San Martín de Valdeiglesias.

Ambos municipios están relacionados con el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias que se ubica en Pelayos de la Presa y que fue fundado en el año 1150. El rey Alfonso VII estaba admirado por las numerosas ermitas de la zona, por lo que hizo donación al abad don Guillermo de todo el valle para que fundasen un monasterio benedictino. En él se agruparon los doce eremitorios que había en el territorio en torno a la iglesia de la Santa Cruz y en 1177, al hacer traer a monjes del monasterio cisterciense de la Espina (Valladolid), se hizo filial de éste. La construcción se prolongó varios siglos (del XII al XVII) como atestiguan los diferentes estilos arquitectónicos que se observan en el edificio y el monumento está declarado Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid.

Pelayos significa literalmente el que vive en el pago, y posiblemente fuera el nombre que se le diera a los criados de los monjes benedictinos del monasterio. La segunda parte del nombre, de la Presa, puede venir del arroyo cercano al municipio que era conocido en 1150 como arroyo de la Presa. En un censo de tierras del año 1530 ya figura el municipio con el nombre de Pelayos de la Presa.

En el caso de San Martín de Valdeiglesias, su origen está en una pequeña aldea que se forma en el siglo XIII en torno a una ermita bajo la advocación de San Martín de Tours. Al abrigo del Monasterio tuvo un gran desarrollo durante la Edad Media, hasta que en 1434 el Condestable de Castilla, don Álvaro de Luna, adquirió los dominios de este señorío pagando 30.000 maravedíes a los monjes. A él se le atribuye la construcción del Castillo de  la Coracera, ya que se convirtió en uno de sus lugares de recreo preferidos.


                              


El Cerro de San Esteban tiene 794 metros de altura. Los vecinos de la zona también lo conocen como La Mira o El Mirador por las vistas que se tienen desde su cumbre. Desde allí se puede ver el río Alberche embalsado, los pinares, los encinares y los cultivos que cubren el territorio del valle. El territorio está dominado por el granito en proceso de erosión, lo que ha creado una gran cantidad de galerías y oquedades susceptibles de ser habitadas como refugio. La vegetación circundante es de monte alto de repoblación con pino piñonero, sotobosque de retama, jara, tomillo y restos de encinas.

En este contexto, en 1989, durante la realización de la Carta Arqueológica de la Comunidad de Madrid se descubrieron restos pictóricos en sendos abrigos graníticos del paraje de La Enfermería. 
Como es habitual en este tipo de hallazgos postpaleolíticos están emplazados en la ladera meridional del monte. Actualmente se encuentran protegidos por una valla para evitar su deterioro por la acción antrópica.

 
     
Se trata de pinturas esquemáticas abstractas en las que hay tendencia a marcar líneas curvilíneas a base de puntuaciones y pequeños trazos. Los motivos son de color rojo anaranjado y negro. Dominando el primero en distintas intensidades y grosor en función del estado de conservación. En el primero de los abrigos se han documentado veintiún motivos distribuidos en dos hileras. En el segundo de los abrigos se observan sólo cuatro de tendencia soliforme y barras. En las cercanías se han encontrado en superficie dos lascas de sílex y algún pequeño fragmento de cerámica a mano de difícil datación.

Las pinturas de los yacimientos descubiertos con posterioridad siguen los mismos patrones: son pinturas esquemáticas con motivos que siguen patrones soliformes, en zigzag y barras. Son de tono rojo anaranjado aplicados por yuxtaposición con diferente intensidad y se han encontrado en total trece motivos distintos. En este caso se ha encontrado en las cercanías medio centenar de fragmentos de cerámica hecha a mano de difícil datación y varias evidencias líticas como un percutor de roca local o desechos de talla de silex.

Para conocer más en detalle las pinturas rupestres del Cerro de San Esteban os recomendamos la publicación realizada por la Consejería de Cultura y Deportes de la Comunidad de Madrid Dibujos en la Roca. El arte rupestre en la Comunidad de Madrid, en se aporta información detallada los yacimientos de nuestra comunidad autónoma en relación con las provincias circundantes.

También resulta muy interesante el estudio preliminar elaborado por Carmen Jiménez Sanz: Las Pinturas rupestres esquemáticas de la Enfermería. Pelayos de la Presa Madrid. Que está disponible en la página web del Ayuntamiento de Pelayos de la Presa.

Esperamos que hayáis disfrutado de esta visita.

El equipo educativo del CEA El Águila.